Un tropezón que aún no es caída


Por Santiago Dieser




(24/04) Temperley, que desaprovechó la chance de afirmarse en los puestos de reducido, mostró un juego deslucido y cayó como local 2 a 1 con un superior Almirante Brown, que sigue segundo a tres puntos de Sarmiento. Ahora el equipo Del flaco Vivaldo no depende de sí mismo cuando solo le restan dos partidos por jugar. Para la visita marcó un gol Daniel Bazán Vera, que arrancó la noche con una ovación y la terminó bajo una lluvia de silbatinas e insultos.

Uno quería seguir con chances de campeón, el otro mantener las esperanzas de ingresar al reducido. Este último era el Gasolero, que llegó a este encuentro con 53 puntos y se fue con las mismas unidades, pero con menos expectativas. Temperley salió decidido a cambiar la imagen dejada la fecha pasada con Colegiales, y se plantó en el campo de juego con tres en el fondo, cinco volantes y dos puntas. La idea de ganar el medio y llegar claro sobre el arco de Monasterio era buena, pero enfrente había un buen equipo, ordenado y con algunas interesantes individualidades, como Román Díaz y Bazán Vera, que pesaban en el área del Cele.El encuentro arrancó con muchas emociones. A los siete minutos Díaz tomó un rebote en la puerta del área para la visita, tras una falta de Bazán Vera no cobrada, se sacó un hombre de encima, remató y gol. Federico Crivelli fue cómplice del enganche, porque ese tiro débil se le escapó de las manos y puso en ventaja al mirasol. Un error del que no nos tiene acostumbrados este gran arquero. Pero hubo una rapidísima reacción: al sacar del medio, el local fue para adelante y el pibe Leo Álvarez, delantero que acompañó a Luís López y fue figura del Cele, desbordó por la derecha, tiró un exquisito caño y definió cruzado, nadie pudo apartar la pelota que se paseó por la línea hasta entrar y explotó el Beranger. Uno a uno. Las ilusiones volvían a ser muchas y varias almas regresaban a sus cuerpos. Pero así como el partido se inició con todos los condimentos, luego se fue desdibujando a lo largo de esa primera etapa y solo pareció haber lugar para imprecisiones antes de que el juez del partido, Fernando Rapallini, los mande al descanso.

Pero si el primer tiempo al celeste se le hizo difícil, el segundo fue cuesta arriba. El mirasol de Blas Giunta salió decidido a dar el golpe de nocaut, y lo buscó por todos los medios con llegadas muy claras. En medio de ese envión, la visita tuvo tres goles hechos: Uno anulado por mano de Bazán Vera, otro que el propio delantero de Almirante erró en forma increíble y el tercero un offside que había terminado en gol de Maraschi. Todo esto ante los ojos del equipo de Jorge Vivaldo, que intentaba salir adelante ante un equipo que ya merecía la ventaja y aprovechaba las dificultades del fondo Gasolero, que contó con un irreconocible Pagés.

Finalmente llegó el gol que dejó tambaleando las esperanzas del reducido para los celestes. Tras centro desde la derecha, se armó un tumulto en el área y, cuando no, Bazán Vera selló el 2 a 1 para los de Isidro Casanova. Después sólo hubo tiempo para que expulsaran al flaco Vivaldo y para unas tibias llegadas más de Temperley, al que nadie podrá recriminarle las ganas y la voluntad, pero está muy alejado del juego que puede llevarlo a ascender.

Esta derrota, la segunda consecutiva, no los elimina del reducido, pero hace que dependa de otros. La próxima fecha visitará a Estudiantes, y deberá ganar a la espera de una derrota de Los Andes (recibe a Morón). Luego tendrá fecha libre, donde todos sus rivales directos tendrán la oportunidad de acercarse o escaparse; y en la última, recibe al ya descendido Central Córdoba, con la particularidad de que los de Lomas tendrán la fecha libre. Por ahí pasan las esperanzas en Temperley. Cierto es que se han complicado las chances, pero aun es posible. Sobre todo porque se trata de un grande de la categoría, que saldrá a demostrarlo para alegría de su gente y, por qué no, para dejar al clásico rival fuera de los cuatro privilegiados que lucharán por la promoción. Ojala que así sea.

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