Un triunfo sólido
Por Hugo Delgado


(07/03)
El equipo dirigido por Jorge Vivaldo se alzó con otros tres puntos de visitante en el 3 de Febrero.


La visita al expectante Almagro deparo un justo triunfo al equipo Gasolero por 2 a 0 con un rival que no resulta nada sencillo en su cancha. Desde el comienzo del juego Temperley demostró una solidez interesante en el fondo, habida cuenta que solo Krikorian, de los defensores habitualmente titulares, integraba la defensa que completaban Guiñazu, que había sido desplazado por Acosta; Witoszynski, que suplía al habitual titular Cristian Quiñonez con conjuntivitis; y Villalba, que debió entrar en el lugar del gigante defensor celeste Hernán Pagés, suspendido por acumulación de amarillas.

No obstante estas modificaciones, Temperley no solo estuvo sólido en el fondo, sino que demostró tener capacidad de lastimar a su rival. Un movedizo Tati Bustos Montoya en tres ocasiones; Carreira; Luís y Sergio López (este último con una palomita hermosa), completaron la media docena de llegadas de riesgo que se generó en esa primera etapa, sin contar el claro penal a Luís López, que por abusar de la simulación muchas veces no es atendido por los jueces cuando lo golpean.

Una jugada colectiva, que incluyó una doble pared, concluyó con el primer gol de Tessoro en Temperley y en primera división.

El complemento tuvo más o menos la misma tónica. Con un Temperley más tranquilo que quiso y pudo haber estirado la diferencia, y un Almagro necesitado de descontar que tomo la decisión de intentar ser protagonista. En este segmento de juego se vieron algunos buenos destellos de buen fútbol colectivo del Cele.

Al promediar esta segunda parte, los dueños de casa empujados por su gente, comenzaron a presionar al Gasolero, más en base a voluntad que a luces y aquí nuevamente volvió a lucirse la figura de Federico Crivelli ahogando la voluntad de empate del local.

Y como establece la máxima, los goles que no se convierten se sufren en el arco propio, el Gasolero, que pese a haberse replegado nunca renunció a atacar, llegó claramente con una jugada armada entre Witoszynski y Guiñazú, que terminó con un bombazo de este último estrellando en el ángulo superior izquierdo del eficaz guardamete local, que hizo un esfuerzo estéril para desviar la pelota con tan mala fortuna que el rebote pego en su cuerpo e ingreso en el arco, poniendo un dos a cero que resultaba merecido y definitivo.

Pudo haber aumentado el Cele, tuvo alguna llegada tibia Almagro, pero a esta altura todos esperaban el final decretado por Rapallini, donde llegaron los festejos de un Temperley cada vez más sólido y afirmado en el reducido.

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