Nosotros Tampoco Vamos

El próximo sábado se reedita una nueva versión del clásico Temperley - Los Andes y de la también ya clásica suma de escollos que la gente de Prensa del CALA nos pone para desarrollar nuestro trabajo. Esta vez decidimos decir basta y no prestamos a su juego, por lo que no haremos la cobertura habitual de nuestro medio para este partido.

Como ustedes bien saben Gambeta realiza una cobertura de Temperley en todos los estadios, menos en el de Los Andes, donde una disposición arbitraria del Club, o de sus empleados de prensa (eso no queda muy claro) nos impide hacerlo.

En esta oportunidad la arbitrariedad está basada por el hecho de que el árbitro del último encuentro en Lomas nos autorizó a trabajar pese a la disconformidad y enojo de los empleados de prensa de los locales que hoy nos pasan la habitual factura ampliada por esa situación. En síntesis, en esta ocasión pondrán todo su esfuerzo y empeño para impedirnos el trabajo, lo que nos llevó a, por primera vez en años, dejar de asistir para recabar la información de un encuentro de Temperley.

Es una verdadera pena que algunas Instituciones no lleven adelante políticas serias en el tema comunicación y en vez de colocar profesionales en el tema pongan a algunos hinchas conchabados en vaya a saber que lugar como retribución, lo que lleva a que ciertas instituciones actúen de manera arbitraria e inconstitucional.

Desde Gambeta tenemos la certeza de que hombres de la democracia como el actual Presidente de Los Andes no puede estar al tanto de este tipo de acciones arbitrarias que son propias de un hincha fanatizado más que de un dirigente.

En el período que ejercí el cargo de Jefe de Prensa de nuestra Institución no hubo problemas con ningún medio para desarrollar su actividad, porque como trabajador de prensa tengo un profundo respeto por mis colegas y sabiendo que nuestro rol era el de anfitrión, con la obligación de solucionar (no de sumar) los problemas que la prensa visitante pudiera tener, incluso mucho antes de que esto ocurra protagonicé una encendida defensa de un colega de un medio partidario de Los Andes que fue increpado por un plateista.

El derecho a informar es un derecho consagrado por la Constitución Nacional al igual que el derecho a trabajar. Que un empleado de una oficina de prensa se considere en condiciones de recurrir a un reglamento que no se utiliza para impedir ese derecho es una verdadera vergüenza que los tiempos que corren deberían desaparecer como los dinosaurios de Charly.

Así que el sábado, a menos que ocurra algo extraordinario seremos parte de todos ustedes sufriendo frente a la pantalla del televisor.

Hugo O. Delgado