Comienza a salir el sol
Por Juan Pablo Marrón
Revista Línea de 4 - Todo x Temperley AM1500
Especial para Gambeta

jpmarron@gambeta.info

(13/11) Luego de la tormenta, que hasta para algunos puso en duda el juego, el Temperley de Vivaldo se reencontró con el triunfo. Hizo tres. Podrían haber sido más. Se le abrió el arco a Luis López. Convirtió Bustos Montoya. Se sufrió por momentos pero hubo claridad en el triunfo. Ganó el Celeste. Lo hizo bien y no es poco. Es mucho.

La ráfaga inicial, este tiempo en compañía del aguacero, fue una vez más la misma. El público, poco como pocas veces, absorto por la incredibilidad de las chances desperdiciadas y el lamento de Vivaldo, ahora excluido del banco eran los protagónicos. Los perdían desde Tomás Farina hasta Luis López. Los perdía Temperley. El Celeste del padecimiento crónico, el de la definición ausente, el de los lazos mancomunados, don de pocos en la B Metro, pero el insuficiente de cara al arco consecutivo. Hasta que llegó el tiempo del reencuentro, en complicidad con una de las defensas más batidas de la corriente temporada y la controversial tarea de Lucas Montero y Matías Passarelli, el Gasolero supo del gol. Arremetidamente Luis López, que en cuanto aceite vislumbrará otros rumbos, puso el 1-0 casi de manera forzada, corto tiempo después, de cabeza afirmó su levantada cuando la chance es neta o enmarañada. Dos goles de ventaja para afirmar cierta autoridad en el marcador que servían para invitar al desahogo y a refrescar a las bocas secas del gol (en la previa un tanto en 5 juegos). Un 2-0 consumado en el primer período que explicó la recuperación de la confianza y el mantenimiento del nivel luego de la deshonra de la ocasión perdida. Un triunfo parcial que no tiraba hasta el éxtasis celebrado pero que sedaba la impaciencia creciente y lo colgaba a Temperley del último vagón de cara al cierre del primer semestre de la temporada. De Flandria nada más que el frágil peligro de Andrés Montenegro. Escaso para la quietud de Crivelli, quien hasta esa parte no había sufrido sofocones que lo hagan revolcar.
La segunda mitad tuvo más de extensiva en el control de los de Vivaldo. Desarrollo en el juego de Carreira, prolijos los socios del medio, intermitente Ursino, sustituido (¿por descanso?) Luís López, y con un vértigo inferior, los ataques no fueron eléctricos, pero al alcance se defendía el triunfo. Y para ello parecía sobrar. Y más cuando luego de la asistencia perfecta de Luís Funes, Bustos Montoya certificó que en Temperley tendría goles (polémico tanto ante Comunicaciones) y con un cabezazo en pulcra dirección definió el pleito. Eran tres. Fueron tres. Podrían haber sido más. Debieron haber sido más. Pero por los cotejos precedentes si eran menos tampoco era una molestia. Una cuota de sufrimiento, a pesar de las más altas producciones, siempre hubo en las hasta ahora 14 jornadas de campeonato. No podía faltar el descuento canario y posteriores aproximaciones que lo tuvieron a Crivelli, nuevamente, como el hacedor del evite para que su valla caiga. Sin dudas, de los niveles más altos de la categoría en ese puesto. Ganó Temperley. Lo hizo por dos goles, con autoridad y con diferencias marcadas. Mostró causas y consecuencias antes faltantes y en un torneo repleto de paridad no está mal mostrar diferencias de superioridad ante un rival. Los próximos dos compromisos presentarán idéntica responsabilidad. Por la duración de este nivel y por más puntos, necesarios, sería para Temperley de magnificada utilidad seguir por la senda del triunfo. Algunas dudas se despejaron. Como la tarde. La tarde en la que asomó el sol. En la que el “cele” volvió a la victoria.